Aunque suene a ciencia ficción, el día en que podamos diseñar y luego imprimir nuestras ideas (ropa, cubiertos, cafeteras, herramientas y hasta coches) parece estar más cerca de lo que se piensa.
Creo que el negocio del 3D constituye una realidad, un negocio a explorar por parte de la industria gráfica. ¿Por qué no? Si se aborda de manera adecuada, puede ser un negocio muy rentable: Los clientes traen su fichero en un PenDrive, y la máquina hace el resto.
Como ejemplo: Recientemente, una empresa norteamericana presentó el primer coche parcialmente fabricado en un Sistema de Producción 3D. El vehículo se llama Urbee (Acrónimo de Urban Ecologic) y toda su carrocería fue creada usando un sistema Fortus. El material usado fue ABS (Acrilonitrilo Butadieno Estireno), que es un plástico muy resistente, y comúnmente usado para hacer teléfonos celulares, carcasas de laptops, o ratones de ordenador.
“Creo definitivamente que estamos presenciando un cambio en el modo en que adquirimos o compramos un objeto, o en el modo en que usamos una impresora”, aseguró recientemente Duan Scott, presidente de la imprenta digital 3D Shapeways, en una entrevista de la BBC. Y es que el proceso de impresión es tan sencillo como ir creando el prototipo capa a capa, de abajo a arriba. Se deposita una capa de material en la zona deseada y se repite el proceso colocando capas una encima de otra, hasta completar la pieza.
Como veis, estamos ante una tecnología fácil de usar, que no tiene muchos pasos y en general implica un proceso tan limpio y sencillo que podría llevarse a cabo incluso en una oficina si fuera preciso. En cuanto a tecnologías hay de varios tipos, si bien la tecnología más extendida se conoce como FDM. Funciona inyectando plástico ABS en estado de cuasi fusión.
Se pueden incluir colores y se logran objetos totalmente funcionales en una sola pieza; esto es, que no tienen que ser ensamblados.
En un inicio, las impresoras 3D surgieron como una alternativa para reemplazar técnicas costosas para diseñar prototipos. Se trataba de una tecnología barata y con la que se podía lograr casi cualquier forma sin casi ninguna restricción geométrica, sin necesidad de usar moldes o pegamentos. Actualmente esta tecnología se utiliza mayoritariamente para la fabricación de prototipos de herramientas y piezas de repuesto en campos tan variados como:
- Aeronautica
- Arquitectura
- Automoción
- Defensa
- Medicina
- Productos de consumo
Sin embargo, la copistería 3D holandesa Shapeways apuesta a que el proceso de impresión en tres dimensiones pueda llegar muy pronto a los consumidores. Desde hace dos años, a través de su página web, los clientes mandan a imprimir sus propios diseños de distintos objetos de consumo, que van desde el ratón de su ordenador hasta creaciones personales de joyas. Según los creadores de Shapeways, entre el 80 y el 90% de los usuarios del sitio son consumidores que hacen sus propios diseños, entre ellos estudiantes, diseñadores de joyas y entusiastas del cubo de Rubik. Duan Scott, presidente de Shapeways, afirma que uno de los nichos de mercado más prometedores para el negocio de la copistería 3D lo constituye el inmenso conjunto de fanáticos de los video juegos, quienes podrían imprimir en breve su propio avatar. Para él no está lejos el día en que cuando a alguien se le rompa la tapa de las pilas del control remoto, la solución será que se pueda imprimir uno de repuesto desde la impresora en 3D más cercana: “No creo que en el futuro todo el mundo tenga en su casa una impresora en 3D, pero sí creo que muchos la tendrán, y además creo que existirá un servicio local para imprimir en 3D, tal y como existe un lugar para imprimir fotos o fotocopiar documentos”, afirmó, en una reciente entrevista con BBC Mundo.
David del Fresno
dfresno@analisisysimulacion.com
Móvil: +34 681 284 196
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