Una de las cuestiones que con más frecuencia me plantean los clientes potenciales de sistemas de fabricación digital directa basados en tecnología FDM es la siguiente: "¿Qué precisión dimensional voy a poder obtener con esta máquina?"
La pregunta surge normalmente debido a que existe una tendencia generalizada a identificar "resolución en el eje Z" con "precisión dimensional". Y esto es un error. Lo puedo escribir más grande, pero no más claro.
Con mucha frecuencia se olvida, o más bien se desconoce, que la fidelidad de una máquina de fabricación digital directa a la hora de reproducir un diseño no depende de la resolución de capa, sino que depende de otros múltiples factores cuya adecuada gestión es el factor clave que marca la diferencia entre unas máquinas y otras.
Hablemos claro: Una máquina de impresión 3D puede imprimir con un espesor de capa de 330 micras, y ofrecer una precisión dimensional extrordinaria. Sin ánimo de ser exhaustivo recuerdo una ocasión en la que fui invitado a ver la puesta en servicio de una impresora 3D basada en tecnología FDM, cuyo precio no llegaba a 2.000 euros. Lo primero que salió de la misma fue un fichero de prueba que acompañaba a la máquina. La verdad es que se trataba de un fichero muy simple: Un tornillo de 1 centímetro de diámetro, y su correspondiente tuerca. Tornillo y tuerca fueron impresos a 254 micras de espesor de capa, y en la misma sesión. ¿Se podrán creer que el tornillo no entraba en la tuerca? Pues así fue. ¡No entraba!. El usuario se extrañó mucho pues había instalado la máquina con todo cuidado, y para confirmar o descartar que el error estuviera en el propio fichero STL, lanzó el mismo diseño a su Fortus, imprimiendo a 330 micras: ¿Resultado? El tornillo entraba y salía en su tuerca como la seda. No les digo más.
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