Las tecnologías de Impresión 3D han llegado ya a ser tantas que resulta cada vez más complicado acertar con la tecnología más adecuada para cada caso. Desde luego, cuando hablamos de Impresión 3D amateur, la respuesta es unánime: FFF. ¿Pero qué pasa cuando hablamos de Impresión 3D para aplicaciones profesionales? Debes tomar la decisión correcta porque de lo contrario en lugar de obtener un buen recorte de costes y tiempos en tu proceso productivo puedes encontrarte con todo lo contrario. ¿Cuál es entonces la mejor tecnología? vamos a ver en este post algunas consideraciones a tener en cuenta.
Primera pregunta: ¿Qué quiero hacer?
Lo primero que necesitas preguntarte es qué quieres imprimir. Aquí el abanico de posibilidades puede reducirse a cuatro:
Modelos de concepto
Prototipos funcionales
Utillajes y fijaciones de montaje
Piezas de uso final
En función de la respuesta que elijas, vas a necesitar unos materiales u otros, lo cual va a decantar tu decisión final hacia unas u otras tecnologías.
Segunda pregunta: ¿Con qué material lo quiero hacer?
Básicamente, las cuestiones clave que van a orientar tu decisión van a ser la resistencia térmica, mecánica y química.
El material universal no existe, así que deberás elegir el que mejor se adapte a tus requisitos. Desde luego, si hablamos de materiales no-metálicos no cabe duda que las poliamidas ofrecen muchas posibilidades ya que estos materiales combinan de manera óptima solidez y flexibilidad, ofreciendo una amplia gama de aplicaciones que pueden ir desde prototipos funcionales hasta piezas de uso final. Ahora bien, hay que tener en cuenta que la resistencia mecánica de las piezas va a depender en gran medida de su grosor de pared: Con un grosor de pared de 0,6 mm, tu pieza será flexible. Con un grosor de 2 mm, será rígida.
Sin deseas crear piezas no metálicas que sean especialmente resistentes a la abrasión y al desgaste, y/o trabajar bajo condiciones térmicas elevadas, debes optar por tecnologías SLS o HP Multi Jet Fusion, que te permitirán trabajar con poliamidas cargadas de vidrio, material óptimo para esas aplicaciones.
Si necesitas buena resistencia química, tu mejor opción van a ser las poliamidas, ya que ofrecen una excelente resistencia a los productos químicos, especialmente a hidrocarburos, aldehídos, cetonas, bases minerales y sales, alcoholes, combustibles, detergentes, aceites y grasas. De igual modo, ofrecen una buena resistencia a la luz ambiental y a la intemperie.
Si deseas crear piezas flexibles para uso final, creo poder afirmar por lo que yo he visto y las piezas que yo he testeado, que a día de hoy, la tecnología más adecuada sin duda alguna es la tecnología HP Multi Jet Fusion, ya que permite imprimir piezas funcionales en TPU, aptas tanto para prototipos como para productos terminados que deban ofrecer buena resistencia al impacto y a la fatiga.
Si necesitas que tus piezas resistan mucho calor, obviamente los metales van a ser los materiales ganadores. Pero claro, también son más pesados y quizá necesites que la pieza sea ligera. En este caso no te preocupes: ademas de los metales existe una variada gama de materiales no-metálicos aptos para altas temperaturas, aunque debes tener en cuenta que la resistencia final de la pieza va a depender en gran medida de las dimensiones y el grosor de la pared.
Tercera pregunta: ¿Qué nivel de acabado quiero conseguir?
Desde luego, no todas las tecnologías de Impresión 3D ofrecen el mismo acabado. Este es otro factor que deberá ir acorde con la aplicación que le vayas a dar a tu pieza impresa, y de nuevo te recuerdo que la tecnología universal no existe.