Los nuevos talleres de reprografía 3D están a punto de invadir los mercados de forma masiva.
Con ellas, encargar un objeto virtual diseñado en el ordenador es tan sencillo como encargar unas fotocopias.
Utilizadas desde hace décadas por diversas empresas para la fabricación de prototipos, en sectores como el automóvil o la aeronáutica, las impresoras 3D van a encontrar pronto un hueco en el mercado del usuario doméstico.
Pero ¿qué las hace tan especiales? Su funcionamiento es similar al de las copiadoras que conocemos. Uno diseña un objeto en el ordenador y decide imprimirlo. Hasta ahí todo es igual. La diferencia, sin embargo, es que en lugar de plasmar el diseño en un papel, las impresoras 3D construyen físicamente el objeto diseñado, con todo su volumen.
La diferencia con la fotocopia o la impresión digital radica en el material utilizado: Estas impresoras 3D no utilizan tintas, o toners, sino plástico ABS. Ni más, ni menos. Para conseguir dar volumen, la bandeja de impresión va descendiendo entre capa y capa de impresión. Se imprime una capa, la bandeja baja un nivel, se imprime otra capa, y así sucesivamente. Unas horas después, el resultado es un objeto con volumen.
En la actualidad, este tipo de impresoras 3D están totalmente integradas en el sector del automóvil, donde se emplean para fabricar piezas, incluso, en cadenas de producción a gran escala. La revolución que puede plantear la impresión en 3D va más allá de una simple mejora tecnológica. Ni qué decir tiene que, a nivel doméstico, esta impresora es el sueño de cualquier amante de la tecnología y puede tener tantas aplicaciones como la imaginación proponga.
Incluso podría permitirnos enviar regalos a través del correo electrónico y que el receptor del regalo pudiera disfrutarlo al imprimirlo en su casa. Algo así es lo que ya comercializa la empresa Shapeways. En su web, el usuario puede elegir los diseños de diferentes objetos, personalizarlos, encargarlos y unos días después recibirlos en su casa después de que dicha empresa se haya encargado de “imprimirlos” en tres dimensiones. Con esta nueva tecnología será tan barato producir un artículo único como producir miles, algo que para la revista "The Economist" supondrá una verdadera revolución.
Cambiará la forma de producir objetos, que podrán ser más personalizados y eliminarán cadenas de montaje y mano de obra en productos de consumo masivo, desde automóviles a calzado, complementos, joyas, juguetes, etcétera. Y si no es necesaria la mano de obra, las grandes empresas ya no la buscarán en aquellos países que ahora la proporcionan a bajo coste, cambiando así la relación actual entre naciones. Además, las posibilidades de aportar una mayor creatividad a la hora de crear nuevos productos y de asumir diseños más arriesgados permitirá crear productos que, hoy por hoy, son imposibles de fabricar.
Para más información:
David del Fresno
Móvil: 681-284-196
correo-e: dfresno@analisisysimulacion.com
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