Connecticut Corsair restaura un bombardero de la II GM usando Tecnología FDM
Veinte años de pasión por la aviación han ido encaminando a Craig McBurney para conseguir el sueño de restaurar un F4U-4 Corsair y hacerlo volar de nuevo.
McBurney, Fundador y Director de Proyectos de Connecticut Corsair, compró unos restos del histórico bombardero en 1993. Dado que la mayoría de los componentes ya no estaban disponibles en el mercado, él y sus colegas se dedicaron a realizar durante varios años una perseverante labor de localización y compra de piezas a través de chatarrerías, desguaces y mercadillos. Según afirma “Algunas piezas mostraban signos evidentes de haber sido encontradas bajo tierra, pero las compramos de todos modos con la esperanza de restaurarlas mediante la ayuda de las nuevas tecnologías emergentes.”
El Corsair era un avión complejo. No solo tenía que ser lo suficientemente compacto como para albergar un único tripulante, sino también tenía que ser lo suficientemente fuerte para resistir los esfuerzos mecánicos necesarios para despegar y aterrizar en cortas distancias. “El Corsair debía afrontar esfuerzos mecánicos superiores a los que debían afrontar por aquel tiempo la mayoría de aviones. Asimismo, debía volar al máximo de su velocidad, por lo que su acabado exterior debía ser todo lo suave posible. Sabíamos que sería difícil de recrearlo.” Afirma McBurney.
Su primer paso consistió en adquirir planos microfilmados del avión y de sus piezas, y escanearlas en 2D para ser después modeladas en 3D. “El software SolidWorks nos permitió modelar las piezas por separado, y llevar un control adecuado de las mismas. Cuando un dibujo era ilegible, hacíamos uso de técnicas de ingeniería inversa y creábamos un fichero digital de la nueva pieza. Una vez que teníamos la forma y conocíamos la función, el resto del trabajo se limitaba a pensar en cómo crear de nuevo la pieza.”
Es entonces cuando entró en contacto con Stratasys, fabricante norteamericano de sistemas de producción 3D. Sus equipos están basados en una tecnología exclusiva de fabricación conocida como FDM, la cual hace uso de un filamento de plástico al que se hace pasar a través de un cabezal de extrusión, donde es calentado hasta alcanzar un estado semi-líquido. Siguiendo una trayectoria definida por el programa CAD, el cabezal deposita el material con precisión, capa a capa, hasta obtener la pieza completa. McBurney ya conocía la exitosa trayectoria de Stratasys en el terreno de la aeronáutica (Bell Helicopter, DST Control, Evektor, GTRE, Kelly Manufacturing Company o Piper Aircraft, entre otros) y optó por adquirir una máquina Fortus para sacar adelante su propósito. La máquina fue utilizada en todas las fases desde el modelado conceptual y el prototipado funcional, hasta la fabricación de las piezas y de las fijaciones para su correcto montaje.
McBurney empezó la construcción final de las piezas en Noviembre de 2010 y presentó sus resultados en la conferencia SolidWorks World 2011 que tuvo lugar el pasado 11 de Enero. “Para el sector aeronáutico, resultaba inaudito que se pudieran haber construido tantas piezas tan distintas, de una manera tan rápida y precisa.” afirma. “Durante la conferencia, tuvimos en nuestro stand una continua afluencia de gente interesada en conocer de cerca el avión. En casi todos los casos, las preguntas eran las mismas: ¿Cuánto ha costado? ¿Cuánto tiempo ha llevado? ¿De donde sacaste las piezas? Y otras preguntas por el estilo. Mi respuesta casi siempre era la misma: Los auténticos artesanos son capaces de fabricar manualmente piezas que ofrecen un aspecto similar al original. Nosotros sin embargo hemos preferido utilizar la tecnología FDM ya que nos permite crear, en menos de un día, piezas que tardarían varios días, e incluso en ciertos casos varias semanas, mediante el uso de técnicas artesanales. Nuestro proyecto ha demostrado que es posible cambiar las reglas del juego”.