En "La estructura de las revoluciones científicas", Kuhn sostiene que las sucesivas transiciones de un paradigma a otro vía la correspondiente revolución, constituyen el patrón de desarrollo usual de la ciencia madura.
Siguiendo la tesis de Kuhn, vamos a plantear en este post el cambio de paradigma al que se enfrenta la industria gráfica en la actualidad, considerando la hipótesis de que en un futuro próximo se solapen la Impresión 2D y la Impresión 3D a través de talleres gráficos tan especializados como diversificados, que sean capaces de ofrecer a sus clientes "algo más que los demás".
La verdad es que en un principio la idea resulta surrealista cuando menos, ya que imaginar un taller de servicios gráficos en el que deban trabajar y dialogar personas que ya dominan el diseño y la impresión 2D pero no saben nada de diseño e impresión 3D, con personas que ya dominan el diseño y la impresión 3D pero no saben nada de diseño e impresión 2D, puede parecer "técnicamente imposible", al igual que a los contemporaneos de Cristobal Colon les parecía una locura la hipótesis de que la tierra no fuese plana.
Colón había notado que al observar un barco alejándose del puerto, el casco era lo primero en desaparecer en el horizonte, y después lo hacía el velamen. Los demás obviamente veían lo mismo; sin embargo, como el paradigma de la época era que la tierra era plana (esto es, 2D) y que acechaban toda clase de peligros a quienes se aventurasen a viajar más allá del finis terrae, les parecía "tecnicamente imposible" llegar hasta oriente atravesando el mar. Unos años más tarde, Hernando de Magallanes completó la primera vuelta en barco alrededor del mundo. Se había roto el paradigma y la correspondiente parálisis: La tierra tambien era en 3D.
De manera análoga, la hipótesis planteada al comienzo de este post no merece ser descartada a priori, pues no en vano los cambios tecnológicos a los que ha sobrevivido la industria gráfica en los ultimos treinta años han sido tan brutales que un cambio mas no debería ser descartado sin considerar en profundidad sus oportunidades de negocio latentes. Ahora bien: Puestos a invertir, ¿Qué haría falta para integrar el 3D Printing en un taller de impresión convencional? No más que un dispositivo de salida (una impresora 3D) unida a un ordenador provisto del software adecuado. En principio, ni más, ni menos.
¿Y a quien ponemos ante el ordenador? ¿Al mismo personal que ya está en plantilla? Si. ¿Por qué no? Tan sólo debe poseer unos mínimos conocimientos al objeto de entender al cliente y atender adecuadamente a sus necesidades, así como resolver potenciales conflictos que pueda presentar el diseño a imprimir. Cumpliendo estos requisitos, no cabe duda que se puede ofrecer un servicio de 3D printing en condiciones de poder ofrecer algo distinto para competir con éxito en el momento actual, pues para bien o para mal, resulta muy difícil encontrar algún taller que no ofrezca "más de lo mismo".
Hoy como hace treinta años, las empresas de Artes Gráficas deben enfrentarse al viejo dilema de renovarse o morir. Y "renovación vs muerte" no puede consistir nunca en ofrecer lo mismo que los demás para ganar menos que los demás, sino en ofrecer algo diferente que los demás, para ganar más que los demás.
Más allá de trabalenguas, no cabe la menor duda de que la posibilidad de ofrecer un servicio 3D printing va a marcar en el futuro la diferencia entre unos talleres gráficos y otros, como en su día marcó la diferencia entre ellos contar con un ordenador con salida a filmadora láser, un escáner de tambor, o un CtP. En definitiva: 2D + 3D = 5D